Embarazo y Desarrollo Embrionario

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La vida humana comienza en el momento exacto de la unión del óvulo y el espermatozoide; es decir, con la fecundación. Cada gameto lleva en sí la capacidad intrínseca de la vida, y el ser que nacerá está dotado de una mezcla singular de información genética y de experiencia intrauterina, que no se volverá a repetir en ningún otro ser. Por esta razón, cada ser humano es único e irreemplazable, es un participante del ininterrumpido proceso de vivir.

El cigoto, expresión unicelular de la persona humana, crece y se desarrolla para convertirse en un ser completo, hombre o mujer, que nace y vive.

El nuevo ser vivo representado por el cigoto, experimenta ahora una serie de cambios que van a culminar con el desarrollo de un individuo que cuenta con todos los órganos y sistemas necesarios para desenvolverse en este mundo. Este nuevo habitante, desde que comienza siendo cigoto ya posee almacenada en su ADN todas las características funcionales, físicas, conductuales, etc., que expresará al interactuar con los demás seres humanos y su entorno. Por lo tanto, la persona humana está presente en el cigoto.

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La fecundación suele producirse en una de las trompas de Falopio. Desde ese lugar el nuevo ser vivo, el cigoto, emprende un viaje que culmina en el útero materno. El útero ofrece las condiciones necesarias para su desarrollo durante el período denominado embarazo.

Embarazo es el periodo que se extiende desde la fecundación del óvulo por el espermatozoide hasta el momento del parto.

En la especie humana el período de gestación o embarazo, dura alrededor de 270 a 280 días, o sea, entre 38 y 40 semanas. Durante este tiempo, el nuevo ser humano pasa por una serie de cambios que se suceden en tres fases: segmentación, morfogénesis y diferenciación.